
La conducción de la CGT en manos de Hugo Moyano optó ayer por no hacerse cargo del fuerte reto que lanzó el martes la presidenta Cristina Fernández, al reclamar a los gremialistas que en lugar de apoyar su reelección terminen con las presiones y amenazas.
Desde el entorno de Moyano se esbozaron apenas tenues argumentos para explicar el sentido de algunas protestas y se privilegió la línea discursiva de achacar al sector empresario la principal responsabilidad por el aumento de los niveles de conflictividad. Moyano prefirió guardar silencio y ni siquiera reaccionó frente al otro contundente mensaje que le envió Cristina: la decisión del Gobierno de no respaldar la sanción parlamentaria del proyecto de reparto de ganancias entre los trabajadores y plantear que los gremios discutan el tema en sus respectivas paritarias. En cambio, envió a dos de sus hombres de mayor confianza a cargar las tintas contra los empresarios y prometer sensatez y racionalidad para negociar los conflictos. Todos tenemos que tener responsabilidades, nosotros también, pero lo mismo el sector empresarial. El empresariado argentino ha vivido muy livianamente aprovechándose de todo, lanzó el diputado y dirigente del gremio de canillitas, Omar Plaini. El sindicalista sostuvo que, además de los trabajadores, el Gobierno y los empresarios también son responsables de garantizar la paz social y consideró que nadie se puede molestar por el reclamo de la Presidenta para reducir la conflictividad. Esta central ha sido la más racional que ha tenido la Argentina en los últimos años. Muchos de los conflictos que vemos a diario no tienen nada que ver con la CGT, insistió Plaini. En esa línea, Julio Piumato (judiciales) rechazó la existencia de presiones de la CGT contra el Gobierno y remarcó que fueron más los acuerdos que los desacuerdos en las negociaciones entre empresas y gremios. No hay tal presión sindical. Puede ser una apreciación de la Presidenta y hay que respetarla, pero ella tiene que gobernar para todos los argentinos y nosotros tenemos que defender los derechos de los trabajadores, subrayó el sindicalista. En un claro mensaje a Moyano, Cristina pidió el martes que en lugar de reclamar su reelección, la conducción cegetista la apoye tratando de que las cosas puedan solucionarse sin necesidad de presiones, sin amenazas, o de hechos que crean demasiada conflictividad. La advertencia presidencial fue interpretada cerca del camionero como una nueva señal del distanciamiento que experimenta su relación con la Casa Rosada, en especial en medio de insistentes versiones sobre un supuesto intento motorizado por algunos sectores del Gobierno y de los gremios críticos a su liderazgo sindical para desplazarlo del máximo sillón de la central obrera. Esos trascendidos refieren a ciertos contactos entre referentes del sector de los gordos con funcionarios cercanos a la Presidenta en los que, incluso, se habría deslizado el nombre del titular de la Uocra, Gerardo Martínez, como eventual sucesor de Moyano en la cúpula cegetista. Mientras admiten cierta preocupación por esos movimientos, en el entorno del camionero tampoco descartan que los gestos de Cristina sean parte de una apuesta por sacar algún rédito electoral entre los sectores sociales que repudian la figura de Moyano.
Fuente :El Cronista
Desde el entorno de Moyano se esbozaron apenas tenues argumentos para explicar el sentido de algunas protestas y se privilegió la línea discursiva de achacar al sector empresario la principal responsabilidad por el aumento de los niveles de conflictividad. Moyano prefirió guardar silencio y ni siquiera reaccionó frente al otro contundente mensaje que le envió Cristina: la decisión del Gobierno de no respaldar la sanción parlamentaria del proyecto de reparto de ganancias entre los trabajadores y plantear que los gremios discutan el tema en sus respectivas paritarias. En cambio, envió a dos de sus hombres de mayor confianza a cargar las tintas contra los empresarios y prometer sensatez y racionalidad para negociar los conflictos. Todos tenemos que tener responsabilidades, nosotros también, pero lo mismo el sector empresarial. El empresariado argentino ha vivido muy livianamente aprovechándose de todo, lanzó el diputado y dirigente del gremio de canillitas, Omar Plaini. El sindicalista sostuvo que, además de los trabajadores, el Gobierno y los empresarios también son responsables de garantizar la paz social y consideró que nadie se puede molestar por el reclamo de la Presidenta para reducir la conflictividad. Esta central ha sido la más racional que ha tenido la Argentina en los últimos años. Muchos de los conflictos que vemos a diario no tienen nada que ver con la CGT, insistió Plaini. En esa línea, Julio Piumato (judiciales) rechazó la existencia de presiones de la CGT contra el Gobierno y remarcó que fueron más los acuerdos que los desacuerdos en las negociaciones entre empresas y gremios. No hay tal presión sindical. Puede ser una apreciación de la Presidenta y hay que respetarla, pero ella tiene que gobernar para todos los argentinos y nosotros tenemos que defender los derechos de los trabajadores, subrayó el sindicalista. En un claro mensaje a Moyano, Cristina pidió el martes que en lugar de reclamar su reelección, la conducción cegetista la apoye tratando de que las cosas puedan solucionarse sin necesidad de presiones, sin amenazas, o de hechos que crean demasiada conflictividad. La advertencia presidencial fue interpretada cerca del camionero como una nueva señal del distanciamiento que experimenta su relación con la Casa Rosada, en especial en medio de insistentes versiones sobre un supuesto intento motorizado por algunos sectores del Gobierno y de los gremios críticos a su liderazgo sindical para desplazarlo del máximo sillón de la central obrera. Esos trascendidos refieren a ciertos contactos entre referentes del sector de los gordos con funcionarios cercanos a la Presidenta en los que, incluso, se habría deslizado el nombre del titular de la Uocra, Gerardo Martínez, como eventual sucesor de Moyano en la cúpula cegetista. Mientras admiten cierta preocupación por esos movimientos, en el entorno del camionero tampoco descartan que los gestos de Cristina sean parte de una apuesta por sacar algún rédito electoral entre los sectores sociales que repudian la figura de Moyano.
Fuente :El Cronista
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