lunes, 6 de junio de 2011

Elecciones: Inquietud en el kirchnerismo por la candidatura de Cristina

A comienzos de semana circuló la versión de que el gobierno había mandado a medir con encuestas a Alicia Kirchner para la fórmula presidencial. Por esas horas el diputado ultrakirchnerista Carlos Kunkel salió por los medios a decir que la presidenta confirmaría su candidatura el 23 de junio.

No hubo entre ambos hechos una relación de causa y efecto, pero sí una simultaneidad llamativa. La ansiedad está ganando al segundo círculo del oficialismo, a esa dirigencia que no tiene acceso a la intimidad de la Casa Rosada, pero cuyo futuro depende de la continuidad de la jefa de Estado.

Buena parte de esa tropa cumple órdenes desde el Congreso, donde están empezando a trascender versiones cada vez más "alarmantes" sobre su estado de ánimo y de salud. De manera coincidente y con la misma fuerza de los trascendidos han comenzado también a multiplicarse las presiones, las operaciones de prensa y de acción psicológica, contribuyendo nada desinteresadamente a la confusión general incluso, según se cree, con el invalorable aporte de algún sector de la ex SIDE.

Kunkel fue desautorizado de manera descalificadora y aplastante por el vocero presidencial, pero no quedó aislado. Otros miembros del bloque del Frente para la Victoria lo apoyaron. Hubo quienes desde la oposición también ratificaron los motivos de su "alarma" como Elisa Carrió que declaró una vez más que la actual presidenta no se presentará en octubre y que podía ser reemplazada por Alicia Kirchner.

El mensaje contra Kunkel llegó desde Roma. El vocero oficial, Alfredo Scoccimarro, dejó en claro que la presidenta no necesita "jefe de campaña, ni exégeta, ni intérpretes". Pero la nueva vuelta de tuerca al secreto que tiene en vilo a la dirigencia "k" sólo consiguió profundizar la certidumbre. Nadie entiende por qué se sigue demorando más allá de toda lógica la decisión, si ya está tomada y hay una candidata que parece imbatible.

Las "fórmulas K" siempre fueron motivo de un módico misterio, porque la definían dos personas, pero en el presente caso esa estrategia está empezando a provocar un desgaste visible sin una sola ventaja como contrapartida, porque las cartas ya están sobre la mesa y ninguna fórmula puede siquiera acercarse a la oficialista.

La tropa kirchnerista se queja, además, de que con el ex presidente esto no hubiese ocurrido. "Néstor, explicaba un dirigente largamente vinculado con él, no hablaba con todo el mundo, pero tampoco hubiese permitido de que se dudara de su decisión de luchar por el poder".

No hay peor señal para la "tropa" que las dudas en el puente de mando sobre cómo, cuando y dónde se librará la batalla. La eficacia del liderazgo se mide por los peronistas por la claridad en la "conducción". Cuando esto no ocurre, la migración de dirigentes de uno a otro bando es la primera señal de que la nave anda sin rumbo.
Desde Roma llegó también una desmentida de Scoccimarro sobre problemas de salud de la presidenta, única jefa de Estado ausente en la solemnidad más importante de los festejos oficiales italianos por la unificación. Y para completar una semana poco propicia, el escándalo por el caso Schoklender escaló salpicando tanto a las Madres de Plaza de Mayo como a la administración Kirchner.

Si bien el gobierno le soltó la mano con bastante rapidez al ex apoderado de las madres y tanto Hebe de Bonafini como sus aliados intentaron descargar nuevamente la responsabilidad sobre la prensa opositora, todo indica que este oscuro episodio se convertirá en un dolor de cabeza para el oficialismo en plena campaña.

Ante la completa ineptitud de la oposición, nuevamente el kirchnerismo demuestra que es su más peligroso enemigo.

Según trascendió, la presidenta siguió con especial irritación el escándalo. Primero las declaraciones de Schoklender al archienemigo "Clarín" transfiriendo la responsabilidad a las Madres. Despues la publicación por la provincia de Buenos Aires que ligó a Schoklender con la empresa constructora de las Madres. Por último las denuncias judiciales y el pésimo papel hecho por la UIF que puede comprometer al Ejecutivo en el encubrimiento de lo sucedido. En suma, una razón más para ver que el futuro es incierto o que sólo contiene una certidumbre: que será mucho más complicado que el presente.


Fuente Diario La Prensa

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