viernes, 3 de junio de 2011

Elecciones:Internas: el peso del aparato

Acuerdos a dedo que eluden la participación abierta y en serio. Internas amañadas, atesoradas por los aparatos, con clanes dirigenciales enclaustrando la participación política. Como en los tiempos del “No te metás.”

En esto del destino común, poco invita a soñar. Pero aún están tibias antiguas demandas de reformas electorales como la Agenda de los Mendocinos de 2003, cuando las ONG y las cámaras empresarias hicieron firmar a los candidatos el compromiso de “reformas político-electorales y leyes de responsabilidad fiscal”.

También la movilización de organizaciones sociales que lucharon en 2004 bajo el lema “Cambiemos la Política” (consiguieron media sanción en Diputados para una reforma que murió en el Senado).

Sin embargo, duerme en el freezer todo lo que atente contra el dedo dirigencial, contra la lista sábana, las Re-Re y los acuerdos de mesas chicas. Poco alienta a participar en el destino común: las internas realmente abiertas y participativas, son eludidas por las castas dirigenciales, sordas al recambio, a la alternancia del poder.

Y si finalmente no se pueden eludir internas abiertas, el aparato oficial hace valer la dependencia de la militancia y el peso económico, desalentando la “intromisión de los independientes”.

En Mendoza no hubo sintonía con la adhesión a la Ley Nacional que propició primarias de internas abiertas, obligatorias y simultáneas en todos los partidos. Aquí sobre fechas y formas deciden el gobernador y los intendentes. El partido, si hay o no internas, de acuerdo a sus necesidades y conveniencias.

Todo está como era entonces, antes del “Que se Vayan Todos”. Ni apertura en serio para los no dependientes del favor “oficial”, ni lista única en la que el vecino podría marcar al que prefiere (como las internas de Santa Fe, por ejemplo).

Ni voto electrónico, donde el vecino arma su lista en la pantalla sin la presión de la estructura partidaria o municipal (Salta, donde ya el 35 % de las urnas fueron electrónicas y espontáneas); como en Brasil (142 millones de electores se expresaron en la pantalla poniendo su dedo en el candidato que les gustó, en internas estaduales primero y luego en las “nacionales”).Internas. ¿Caras y cerradas? El desaliento tiene razones. En el caso de los partidos que son gobierno -tanto provincial como municipal- la vocación de discutir una interna al poder consolidado, suena a quimera, a riesgo.

El aparato tiene disponibilidad de cargos públicos, recursos fiscales, planes sociales, dádivas, manejo del “punterismo”, capacidad de movilización, formas del apriete. Utópico enfrentar al poder de “La Estructura”. Aparato, el dinero, la capacidad de movilización, los dependientes del cargo, neutralizan a los que vienen “de afuera” a entrometerse en el negocio.

En una escenografía de desempleo, de asistencialismo y subsidios, de licitaciones y contratos tentadores, de hambre incluso y de 40.000 o 50.000 adolescentes y jóvenes danzando en la calle sin estudio, ni trabajo, toda esta dependencia juega como una enorme pinza con la que El Aparato “convence”, desalienta al entrometido.

Es explicable que el que llega al sillón se eternice: la alternancia en el poder es su peor enemigo. El continuismo garantiza la permanencia y, después, la impunidad.

¿Cómo hacerle una interna a Gioja, a los Rodríguez Saá, a los intendentes y sus clanes familiares, peronistas, radicales o demócratas, que llevan aquí 2, 3 ó 4 mandatos y tienen el aparato armado para otra Re-Re de ellos o de sus parientes? ¿Cómo enfrentar el acuerdo chico del mensajero de Cristina, los intendentes y la gestión Jaque? ¿Cómo terciar en el agitado arreglo de la mesa radical, sus intendentes y el eterno “Ni” de Cobos; o en la zigzagueante disputa de 2 dirigentes demócratas que se balancean entre adelantos de fecha y alianzas disímiles con peronistas o radicales?

Y si cuentan con la bendición de Olivos o del Comité Central, mejor mirarlo por TV.Estructura, recursos. El aparato oficial exhibirá a los candidatos impuestos en los arreglos de mesa chica, con el poder y los recursos de la estructura. Y si no se puede eludir la entrometida interna abierta, los elegidos de “la fórmula” no abandonarán los cargos ministeriales, municipales o dirigenciales, en cuya vidriera se mostrarán por radio y TV “en plena gestión”.

Figurarán en todas las fotos y en cada corte de cintas. Serán parte del gran despliegue de promoción publicitaria (profusa, carísima y de gran despliegue territorial), financiado -con disimulo, claro- por la caja oficial y el “aporte” nacional (que lo recuperará con obediencia, como la designación de los 3 diputados nacionales por Mendoza desde la Rosada, por ejemplo).

Financiar el reto interno desde “afuera” no es ecuánime: 3 millones de pesos (por adelantado, a la política no se le fía) cuesta una muy discreta campaña de difusión de 30 días en medios de difusión –TV y radio, fundamentalmente- más folletería, cartelería y afines. Se estima que La estructura oficial gasta 4 ó 5 veces más.

Para el día de las urnas -ya es tradicional- la diferencia en el despliegue de movilización (impresión de boletas, fiscales, movilidades, comidas, transportes, logística, “colaboración por voto”) entre el “oficialismo” y las “opositores internos” es groseramente desbalanceada.

El origen de la caja oficial se disimula (obvio, le está prohibido usar recursos fiscales de todos los contribuyentes), pero es evidente en los medios, en la calle, en el despliegue de fiscales (entre 1.300 y 1.400 mesas), en el despliegue de transporte, hasta en las ofertas de “incentivo por voto”.

Lo “de afuera” es a pulmón. Tienen que conseguir el dinero de adherentes (¡aportes para la política, hoy en día!) Los “amigos” de chequera nutrida -empresarios, algún sindicato- andan hoy poco dispuestos a apoyar a adversarios del poder consolidado, con el que después puede que tengan que discutir algún negocio. Pocos ponen huevos en dos canastas. El Gran Cuñado y Versetti. Y si el Aparato Oficial desalienta a los que no dependen del favor “oficial”, tampoco desde afuera llegan incentivos para participar en la vida política partidaria. Lo bueno y los buenos no venden ni hacen títulos.

El desprestigio, la frivolidad, la hipocresía y la caricatura de lo peor de la política predominan en la exhibición cotidiana (y abastece a los conductores de la kermés televisiva). Todo es igual, nada es mejor, sugiere la pantalla: mejor “no embarrarse”.

Gran Cuñado, los Realyties, el Show de Tinelli, la mesa rentada de Mirtha, la ignorancia “tan natural” de Susana, el chismerío degradante de Rial y los repetidores, conforman la sugerencia de la pantalla. Vulgaridad, banalidad y caricatura de lo peor de la política, con candidatos que no dudan en someterse a las reglas artísticas que impone el show, muchas veces ridículas y sin pudor.

Aportando a la confusión, los aparatos oficiales (nacional y provinciales) gastan cientos de millones del presupuesto público en noticieros de propaganda oficial sobre el “nuevo mundo”. Y 6, 7 y 8. Y Fútbol K para Todos. Y las imágenes de un mundo de dudosa lozanía (como la del Indec).

Poco invita a soñar. Pero el “No te metás” sigue siendo la fórmula del sometimiento a los viejos propietarios de la política. El destino social lo deciden cada vez en mesas más chicas, ajenas y escasas de escrúpulos. Habrá que seguir presionando, aunque sea desde los resquicios que deja el poder, haciéndose oír y militando por cambiar la política.


fuente:losandes.com.ar

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